miércoles, 15 de julio de 2015

Purmamarca, una belleza sobreexplotada.

Al otro día, nos fuimos a Purmamarca. Teníamos un recuerdo hermoso de los días que habíamos pasado allí durante nuestra luna de miel. 
Noches estalladas de estrellas pendiendo de un azul casi negro, silencio profundo, florcitas silvestres de esas que le plantan cara a la sequedad de la región, callecitas de un auténtico regocijo local sin turisteadas que achotan sitios con tanta personalidad y carácter propios.


Hicimos el camino con el corazón contento y expectante.







Nada más bello que esos caminos.Nada.



Nada más bullicioso que ese silencio eterno.







Y sí, indiscutiblemente con el hipnótico cerro de los siete colores de fondo, imposible confundir esta entrada. Purmamarca nos estaba esperando.
 En realidad nosotros a ella y a ese reencuentro.





 Hasta acá todo muy bien, todo hermoso. Pero ya se sabe aquello  de " Uno no debería volver nunca a los lugares donde fue muy feliz."

Ay...esa sabiduría popular. No siempre se aplica, pero en este caso, como anillo al dedo.


Estas primeras sombrillas marketineras con ese especie de "choping" de Cariló de fondo , fue una daga venenosa en nuestra sensibilidad.



What? Naaaaa....





Perdón, pero alguien me sabría decir dónde se escondió Purmamarca...aquella...la nuestra?


Sí, estamos desilusionados y algo tristes.

Volvemos nuestra mirada y nuestro corazón a los cerros, ellos nunca defraudan.







Conversamos con lugareños, nos hablan de la saturación y sobreexplotación y venta sin escrúpulos de terrenos a extranjeros o compatriotas que van en busca del negocio.
Un negocio que no logramos entender del todo. Porque hay alrededor de 40 puestos unos al lado del otro que venden la misma mercadería traída de Perú o Bolivia.


Una treintena de locales "modernosos" que no destacan unos de otros, porque simplemente todos venden lo mismo.
Hemos contado 4 locales que tenían artesanías hechas a mano, hechas con creatividad y cariño. Sólo 4!


 El resto hecho en serie, hasta podrían ser productos chinos.
Pasados los primeros momentos de sabor amargo, le ponemos onda y nos conectamos con lo que nos hace bien.






Llegado el mediodía nos pusimos a buscar un pequeño "bolichito" que- según nuestra experiencia previa - vendía las mejores empanadas y humitas de Purmamarca.
Costó encontrarlo.
Ya no era aquel pequeño bodegón de pueblo. 
Ahora ocupaba tres salones.
Sin embargo, el espíritu del lugar,su autenticidad y la sabrosura de su comida regional perduraban intactos.


Mientras comíamos como termitas, yo no podía dejar de observar una pareja aparentemente muy mayor. 
Quizás no lo fueran tanto. Es difícil saberlo. La piel tan ajada y curtida por el sol, el viento, el frío...hacen bellos estragos en estas persona tan reales.







De una bondad que lo hacía bello.


El Vasco encaró con golosura, el quesillo con dulce de cayote tan típico de esta región. Yo sólo quería salir a caminar y procesar todo lo que estaba viviendo.


Caminamos un poco y pegamos la vuelta a Tilcara.









Es una pena que no se respeten lugares como este. Que por aprovechar el turismo, se los degenere tanto.Pero bueno, habrá a quienes esto mismo los acerque o les guste más.
Contame...A vos cómo te gustan los lugares de turismo? Bueno, abrazo viajero, vamos que falta menos para el finde y el viernes te sigo contando de este viaje norteño.
Un empujón que ya estamos a nadita del viernes!

10 comentarios:

  1. Bueh, sacamos Pumamarca del recorrido por que esta vez estoy mirando las fotos con Edu y sentimos lo mismo: Volvamos a lo autóctono. Los cerros y tus vecinos de mesa, lo mejor...además de la comida of course!!

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    1. Es una verdadera penita...pero hay mucho por allí para ver y todo taaaan leeendo!

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  2. Los tiempos cambian.. lastima que se haya puesto tan turistico y se haya perdido un poco ese encanto de lo simple y autoctono.. los cerros muy bellos.
    saludos!

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  3. Que loco... yo cuando fui hace unos dos años sentí que Tilcara estaba demasiado poblada... demasiado hotel boutique, demasiado barcito... me gusto mucho mas Purmamarca, lo vi mas autentico, menos opciones de todo pero mas cuidado.
    Ojalá que ninguno de los pueblitos del norte deje de perder su esencia por mas que crezca la cantidad de visitantes.

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    1. Puede ser Vero, es que cuando yo conocí Purmamarca, era tan bella justamente porque no había nadaaaaa. Sólo 2 hoteles muy buenos , 2 posaditas y no más. En cambio Tilcara ya era como es ahora, extendida, más poblada, con más comercios. La realidad es que fue tan chocante el contraste esta vez que me dejó una enorme desilusión. A mí me gustaba aquella Purmamarca. En tanto Tilcara me atrapó por toda esa festividad religiosa, me pareció increíble. Besotes!

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  4. Todavia no conozco esos lugares, y ahora que lo decis prefiero ir a algun lugar mas virgen( mucha naturaleza).

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  5. Uh Marian, hace tres anos fui por ultima vez, debo volver pero claramente cambio muchisimo, y no me gusta tanto :( pufff

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